La montaña te deja llegar cuando estás preparado, no antes
Dicen que cuando tocas fondo realmente valoras las pequeñas cosas que nos da la vida…y así me pasó…
Atravesaba una época triste y a pesar que trataba de disimularlo, me estaba dejando caer sin pelear…para evitar que mi cabeza me traicionara decidí cambiar mi rumbo, experimentar nuevas actividades. Me invitaron a participar de una de las primeras salidas del team, que abría sus puertas al público para compartir la sabiduría de la montaña… emocionada esa semana me equipe bien con lo necesario, compré mis zapatillas de nieve y arme mi mochila, que cargaba más sueños que alimentos.

Esa mañana madrugábamos para comenzar la aventura.
Desde el primer momento me sentí una más, me integre sin conocerlos. Los más experimentados nos hicieron lugar en el grupo, identificaron nuestros miedos y ansiedades, ayudaron a nuestra contención compartiendo sus propias vivencias, llenas de anécdotas y aventuras.
Cada sendero compartido nos demostró que la montaña te enseña, te libera, te abraza…cada vez que la visitas renovás energías, te reconoce fuerzas que subestimabas en vos.
Toda dificultad en las trepadas fortalecían la unión del grupo, recuperabas la fe perdida en vos y en los demás… la solidaridad de los compañeros te llena el alma.
La montaña te deja llegar cuando estás preparado, no antes… y para hacerlo siempre te pone al límite…como dice mi querido amigo Gus Soto: “empezás con cuerpo, seguís con cabeza y terminas con corazón”.
El abrazo cumbrero representa un cierre, es un escalón más de evolución, el sudor se mezcla con lágrimas por el esfuerzo y la satisfacción de haber llegado.
Siempre juntos…porque el lema del grupo es “todos o ninguno”.
Gracias INTI HUAIRA!!!!

