La Selva Tucumano-Oranense, el hábitat más austral del oso de anteojos ó andino (Tremarctos ornatus Cuvier, 1825)

La Selva Tucumano – Oranense ó Tucumano – Boliviana (recientemente redenominada Yungas del Sur) es un bosque de dominio amazónico con gran variedad de tipos de vegetación desde bosques semi-caducifolios hasta bosques siempre- verde y pastizales en las zonas más altas. Estas selvas se ubican en un rango altitudinal de entre 500 a 3.900 metros sobre el nivel del mar y tienen como subunidad ecosistémica dominante el bosque siempre-verde, con un dosel de altura normalmente menor a 40 metros. El cúal representa el último de los bosques perennes, aislados como consecuencia de las glaciaciones del Cuaternario.

Este ecosistema está presente en los Departamentos de Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija en Bolivia distribuyéndose también por las Provincias de Salta, Jujuy, Tucumán y Catamarca en el noroeste de Argentina (NOA). El clima es termotropical-pluviestacional, con precipitaciones en un rango de 1.000 a 1.800 mm anuales. Con estación húmeda y seca muy diferenciadas, en la estival se concentran hasta el 95 % de las precipitaciones. Los suelos pertenecen al orden de los alfisoles, con horizonte superficial claro y subsuelo arcilloso.

En Argentina, esta región representa menos del 1 % de la superficie continental del país pero contiene hasta el 50 % de su biodiversidad. Particularmente en mamíferos, la región tiene gran riqueza, con al menos 130 especies reportadas. Recientes descubrimientos sobre la mastofauna de la Selva Tucumano-Oranense como diversos análisis de la riqueza de mamíferos del noroeste argentino sugieren que la diversidad respecto a este taxón en el ecosistema está subestimada y que se incrementará en los próximos años.

Selva Tucumano-Oranense en la cuenca alta del río Bermejo, noroccidente de Argentina (NOA).

Entre los grandes y medianos mamíferos que tienen distribución en la región se encuentran: el tapir de tierras bajas ó anta (Tapirus terrestris), la taruca (Hippocamelus antisensis), el jaguar ó uturunco (Panthera onca), el puma (Puma concolor), el oso bandera (Mirmecophaga tridactyla), el coendú de espinas blancas y coendú de espinas negras (Coendou prehensilis y C. bicolor), 6 especies de felinos simpátricos medianos y pequeños (P. yagouaroundi, Leopardus pardalis, L. wiedii, L. tigrina, L. geoffroyi y L. colocolo) entre varias otras.

Huella de jaguar macho adulto, en la selva del NOA.

Huella de mano y pié de puma adulto, en la región.

Huella de mano derecha de tapir de tierras bajas ó anta, individuo juvenil en el área de trabajo.El oso de anteojos u oso andino (Tremarctos ornatus) fué recientemente registrado en la Selva Tucumano-Oranense de Argentina (Del Moral, 2005; Del Moral & Bracho, 2009), única especie viviente de la subfamilia de los Tremarctinae, cuyos extintos representantes habitaron desde Alaska hasta la Patagonia austral en el continente americano durante el Pleistoceno, tiene este único oso tremarctino su hábitat más austral en estas selvas. En ellas, el oso de anteojos encuentra abundante y variada disponibilidad de alimentos desde bromelias epífitas, helechos arborescentes, Gunneráceas, Poáceas, peces, anuros, moluscos, coleópteros, medianos y pequeños mamíferos entre otros; así como frutos de árboles de las familias Lauraceae y Moraceae. El oso andino, como omnívoro-generalista por excelencia que es, evidenciado además por su mecánica craneodental (Del Moral et al., 2009) y debido esta falta de especialización en gran parte a su corta historia evolutiva; encuentra en la Selva Tucumano-Oranense una oferta alimenticia variada.Tras los rastros de los jucos más australes: indicios indirectosEl juco, ucumar ó ucumari (como es denominado el oso de anteojos en idioma runasimi, por las etnias Kollas y Abá-Guaraníes del noroccidente argentino) ó “panda criollo” (como es mencionado localmente por gauchos, por su apariencia simil al Panda Gigante de China), se encuentra generalmente en áreas de dificil acceso como selvas nubladas, bosques montanos y pastizales de altura, además es un animal críptico (esto significa que es una especie difícil de observar en vida silvestre) con un olfato bien desarrollado pero con pobre visión, es así que advierte con facilidad cualquier disturbio ó presencia humana presente en su hábitat (“venteando”como un perro de buena nariz, más que observando) la cuál evita frecuentemente. Debido a estas características es improbable y significa un injustificado esfuerzo de muestreo trabajar con el juco en base a su avistamiento (lo que se convierte más en un evento casual, sobre todo en áreas selváticas extensas y con gran densidad de leñosas como las de nuestro país), sin embargo al ser un mamífero grande deja muchos indicios indirectos (huellas, senderos de actividad, etc.) que si se saben discriminar del de otros grandes mamíferos de la región (jaguares, pumas, antas, tarucas, pecaríes) representan una gran oportunidad para recabar información de su presencia, distribución, densidad, uso de hábitat y alimentación del oso de anteojos en un área.

Los jucos se mueven a lo largo de sus áreas de vida, interactúan con otros individuos, buscan comida (en suelo ó en el dosel arbóreo, por consiguiente trepan hábilmente a estos), comen, duermen (hacen encames ó dormideros en suelo y árboles), y todas estas señales pueden ser observadas sin mucha dificultad si se sabe rastrear y se conoce a la especie. Así el oso andino, nos cuenta indirectamente su “vida privada” en el área y con ello podemos indagar sobre su biología e historia natural y trabajar para su conservación. Así los individuos en sus recorridos para movilizarse en búsqueda de alimento ó para trasladarse de un sitio a otro, dejan senderos que son rutas empleadas frecuentemente en sus recorridos. En estos senderos de actividad (que también pueden ser empleados por otros mamíferos inclusive otros grandes carnívoros como el jaguar y el puma pero con diferentes usos temporales), podemos encontrar numerosas evidencias asociadas de la presencia del oso como huellas de diversos tipos (a saber: rastros de mano y pié sobre el sustrato, arañazos en árboles, marcas de sus garras en trepada y bajada a y desde el dosel), comederos, encames ó dormideros.

Huella de pié de oso andino macho en Argentina. Obsérvese el tamaño comparado con el mango del machete, que sirve como referencia.

Sendero de actividad de osos andinos en la Selva Tucumano-Oranense en cresta de serranía, en el noroeste argentino.

J. Fernando Del Moral. Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción de fotografías y el logotipo del proyecto.