El noroeste argentino es una de las regiones más visitadas de la Argentina. Es un especial atractivo para turistas, montañistas, caminantes, arqueólogos, geólogos, biólogos y aventureros en general. Esto, por la gran fascinación que provoca una geografía tan diversa, y hasta cierto punto, virgen y libre de la alteración antrópica. Es una diversidad a nivel paisajístico, pero también a nivel cultural.
Culturalmente, el NOA es un caleidoscopio de costumbres y tradiciones resultado de la combinación de elementos sociales autóctonos, ya de por sí diversos, y foráneos, especialmente europeos. Les propongo en este artículo, saber distinguir en que unidad geológica nos encontramos al momento de realizar una escalda, ascenso o trekking en el NOA.
A nivel geográfico, el NOA no tiene rivales comparado con otras regiones argentinas.
Presenta una gran diversidad de relieves, formando parte de unas siete provincias geológicas, muy diferentes entre sí por su historia geológica y su aspecto actual. Presenta unas seis variedades climáticas diferentes, nueve, si tenemos en cuenta la clasificación de Köppen. A su vez, el clima y el relieve determinan las condiciones hidrológicas y la distribución de las redes hídricas, dando lugar a la presencia de los tres tipos de cuencas posibles: exorreicas, arreicas y endorreicas. Y, por otro lado, la interacción de relieve, clima e hidrografía, ha dado lugar a la región de mayor diversidad ecológica de la Argentina, con la presencia de cuatro provincias y cinco distritos fitogeográficos, siguiendo la clasificación de Cabrera, o cinco grandes ecorregiones, según el sistema de clasificación de Morello y otros autores. Por su puesto que esta gran diversidad, solo puede sustentar una gran abundancia y riqueza de recursos de todo tipo.
Pero empecemos por el sustrato. El relieve.
Si bien desde un punto de vista de la Geografía política, y de otros aspectos que incluyen lo cultural o lo económico, el NOA incluye íntegramente a las provincias de Salta, Jujuy, Tucumán, Catamarca y Santiago del Estero, desde un punto de vista geográfico y geológico, que es el que realmente nos interesa, el NOA comprende en su totalidad las provincias de Jujuy, Salta, y Tucumán, y el sector norte de la provincia de Catamarca.
La división del territorio nacional en unidades geológicas coherentes ha sido realizada desde que se iniciaron los primeros intentos de describir la geología argentina. A lo largo del siglo XX, diferentes ensayos y trabajos de investigación se sucedieron para concluir en las provincias geológicas que conocemos hoy, desde los grandes maestros de nuestra geología tales como Alfredo Stelzner, Pellegrino Strobel, Guillermo Bodenbender, pasando por la obra de Windhausen (1931) para tener una primera propuesta que abarque todas las regiones estructurales reconocidas en el país y mejorada por Groeber (1938), Harrington (1956) hasta el concepto de provincia geológica dada por Rolleri (1976), que ha permitido definir más
objetivamente las diferentes unidades. Para este autor «una provincia geológica es una región caracterizada por una determinada sucesión estratigráfica, un estilo estructural propio y rasgos geomorfológicos peculiares, siendo el conjunto expresión de una particular historia geológica»
(Rolleri 1976: 240). La división en provincias geológicas ha sido desde sus inicios una forma de transmitir el conocimiento de la geología regional, la que, al reunir unidades con una historia común y ciertas características homogéneas, facilita el aprendizaje y la comprehensión de su evolución geológica. Mención especial merecen aquellos que escriben, publican y difunden las características geológicas y geográficas de la región, de una manera amena y entretenida, como es el caso del salteño Dr. Ricardo Alonso.
Definidas con los criterios propuestos por Rolleri (1976) se reconocen en el noroeste argentino de oeste hacia el este las siguientes provincias geológicas: la Cordillera Occidental, la Puna, la Cordillera Oriental, las Sierras Subandinas, el Sistema de Santa Bárbara y la Llanura
Chaqueña (Ramos y Coira 2008a). Y en el extremo sur del área, el sector norte de las Sierras Pampeanas limitando con parte de las unidades anteriores. La figura 1 ilustra el desarrollo de estas unidades.

basadas en Turner (1970), Rolleri (1976), Ramos (1999a) y Ramos y Coira (2008a)
La Cordillera Occidental, la Puna y la Cordillera Oriental, forman parte de la Cordillera de los Andes, en su porción central. Las Sierras Subandinas, son un plegamiento diferente, lo mismo que las Sierras Pampeanas, siendo esta mucho más antigua en su orogénesis que los Andes.
En este punto, vale la pena aclarar algunos términos erróneos, pero que, en algunos casos, por ignorancia principalmente, se siguen usando, y que va más allá de una simple cuestión semántica.
Uno de ellos es el uso incorrecto del nombre Precordillera Salto-jujeña, para referirse a la Cordillera Oriental. Si bien el término se usaba antiguamente, y de hecho aparece en alguna bibliografía vieja, actualmente, con lo avances en el conocimiento de la Geología y de la Geografía, hoy debe descartarse. La Cordillera Oriental forma parte de los Andes. De hecho, podemos decir sin lugar a equivocarnos, que la ciudad de Salta, Cachi, Campo Quijano, o Purmamarca, se encuentran en la Cordillera de los Andes, al igual que el valle de Lerma, la quebrada del Toro, o la quebrada de Humahuaca. No existe la Precordillera Salto-jujeña.
El otro caso es el de la Puna. En muchos casos, se refieren a esta como la Puna de Atacama. Es cierto que existió el criterio unificado para referirse como Puna de Atacama tanto a la porción chilena como a la argentina, pero a partir de avance en el conocimiento sobre la génesis de los Andes, y sumado a otros criterios, tanto geográficos, como geopolíticos, es conveniente el uso del término Puna de Atacama para referirnos al territorio que se encuentra en Chile, mientras dejamos para el NOA el nombre de Puna, o simplemente Puna argentina.
A su vez, la presencia de la colosal cordillera de Los Andes, deja una gran variedad de formas del relieve emergido: cordones montañosos o sierras, altiplano, valles y quebradas.
Por lo tanto, la variedad del relieve presente en el NOA, es muy importante, con la presencia de siete provincias geológicas bien diferenciadas, y todas las variedades de formas del relieve continental: montañas (altas, medianas y bajas), mesetas de altura, valles, quebradas y llanura. Para disfrutar, hay para todos los gustos.