«Muchos aseguran que se escuchan ruidos extraños y susurros allá abajo, si uno se ubica adecuadamente entre la catarata y la cueva del oso» H.P. Lovecraft (1928) The Dunwich horror
Hacia los cuatromil metros de altitud sobre el nivel del mar, en las latitudes donde los vientos húmedos y la nubosidad baja y casi permanente son fundacionales en el afloramiento de la selva, se extiende una región vasta de quebradas muy profundas y matorrales casi inexplorados hasta hoy en día. La voz runasimi lejana y absorbida como un viento que se traga: «Ucu», resuena fuerte en algún habitante de estas tierras altas. Ucu, es la oquedad, un territorio áspero que remata en cuevas inaccesibles, los agujeros absorbentes de quebradas que parecen interminables y angostas. La oquedad de la cual es muy difícil salir y muchos se extraviaron y hasta perdieron la vida. La misma voz, se tensa aún más cuando vocalizada…toma otro sentido y nombra también al oso, ucu o juco, oquedad y oso.
La niebla pronto lo cubre todo, no se ven nuestros pasos. El tránsito por terrenos tan irregulares y con profundas grietas se torna muy peligroso. Avanzar en estas condiciones es audaz pero puede tener un coste alto para el equipo. Ahora llueve torrencialmente, y no hay cueva ni roquedal cerca que oficie de resguardo. Los rayos y los derrumbes de un suelo inestable aumentan la tensión. Se hace campamento donde se puede, donde el suelo sea más estable y donde la bajada de agua de las partes más altas no arrase con el campamento y tampoco lo haga ningún alud de lodo y roca. Se duerme como se puede. A la madrugada la noche cerrada da paso al cese de la tormenta. Noches así es posible que las aproveche el juco, pero sobretodo los grandes félidos. Sin luna, y sin estrella alguna.
A la mañana siguiente se revisarán algunas trampas-cámaras cebadas, y se rastreará intensamente. Habrá que explorar en búsqueda de comederos y heces, heces frescas que den un indicio de la presencia del juco y de que especies de plantas se está alimentando.Esta información es invaluable para entender sus migraciones altitudinales. No siempre se puede contar con la ayuda inestimable de nuestros perros para rastrear. Y esta vez no están en campo con nosotros, por lo que la tarea será más ardua.
Largas jornadas de trabajo permiten ir recuperando la información de algunas estaciones fotográficas. Tras las continuas noches sin luna y oscuridad plena se encuentran heces de oso muy frescas. La mucosidad del tracto digestivo en la hez denota que la deposición tiene pocas horas, es un material biológico de suma importancia para análisis moleculares. No se pierde tiempo es descontaminar pinzas de disección y colectar la muestra.
En un ambiente sin relevamientos sistemáticos previos es necesario caracterizar la vegetación de la región y documentar regímenes de lluvias, deslizamientos de masas, crecidas de los ríos…y la comunidad inclusive de mamíferos pequeños, debido también a las altas probabilidades de encontrar nuevas especies. Los análisis moleculares de vanguardia y el trabajo craneométrico serán de gran ayuda para algún material hallado en áreas recónditas. La expedición avanza por días, haciendo noche donde ya los rayos del sol se difuminan rompiendo con el perfil abrupto de montañas azules y lenguas de selva que explosionan entre el relieve.
Hacia altitudes antes no reportadas, se registran nuevas especies. Un «gato tigre» (Leopardus tigrinus) en pleno matorral de altura cerca de los 3.900 m.s.n.m. El yaguareté (Panthera onca) coexistiendo con el zorro colorado o zorro andino (Lycalopex culpaeus), ya no es novedoso para el equipo de Proyecto Juco. La matriz distribucional de muchas especies está cambiando, la dinámica de los bosques también…y es urgente entender estos procesos y sus causales (es posible sobretodo que se deba al cambio climático, entre otros factores).

Panthera onca) de las tierras altas. En esta región emplea como el oso para moverse las quebradas y grietas profundas más que las áreas abiertas.
Los ríos comienzan a romper aguas entre las rocas, braman una noche con total ímpetu. La expedición debe urgirse en terminar las tareas de muestreo y evacuar. Las crecientes fuertes pueden provocar un aislamiento de semanas y no se cuenta con víveres ni un plan de contingencia para tanto tiempo. Con las comunidades locales lejanas se ha comenzado a trabajar respecto a los problemas de predación del ganado que queda aislado en las áreas boscosas. Cuando la niebla baja, y torna de blancura umbrosa el relieve violento y amenazante hacia los cuatromil metros, mucho ganado se derrumba…pero otro tanto es predado (…) se han encontrado restos de ganado vacuno en heces de oso, pero a estas alturas hay otros carnívoros más frecuentes: el puma, pero también el yaguareté. Aún así es todavía desconocida la biomasa de presas que puede soportar esta riqueza de carnívoros-más allá de algún porcentaje de ganado aislado aprovechado-.
Crece el río, lo cruzamos porteando todo el equipo. Las oquedades, «ucu» se quedan sin signo de huella humana que las haya pisado, el agua lo borra todo. Resuena el ucu profundo de las quebradas, ante el viento que se encauza en sifones sonoros, resuena también en esta voz y en el imaginario: el ucu, que es el oso. Pronto volveremos a internarnos, para que de a poco nos devore la niebla. Es finales de noviembre de 2019, y queda mucho trabajo de laboratorio por hacer. Llueve profusamente, la selva brama con el río, un colibrí solitario vuela al borde del umbroso abismo.